En un momento, en que en nuestro país, la autonomía parece haber llegado a su máxima expresión, tras la aprobación de la regulación de la eutanasia, nos planteamos si estamos preparadas para llevar a cabo procesos que favorezcan la expresión de voluntades, deseos y expectativas de las personas, que atendemos en los diversos niveles asistenciales.
Garantizando además, que esto se lleve a cabo en un entorno de seguridad emocional para las personas y para los profesionales.
Hablemos de planificación compartida de la atención para dar respuesta a estas inquietudes.