El taoísmo es la corriente filosófica que se basa en las escrituras de varios libros sagrados, entre los cuales el más reconocido es el Tao Te King. Promulga una comunión o fusión del ser humano con la naturaleza, viviendo acorde a las leyes de esta, y no a la inversa. Tao significa Camino, y promulga que el hombre pueda vivir lo más sano y sencillo posible, sin trucos artificiales, autoengaños o deseos materiales excesivos.
Es por ello que la visión de la muerte que el Tao propone es sumamente interesante a la hora de buscar alternativas equilibradas y armoniosas al respecto.
La muerte según el Tao es un fenómeno absolutamente normal, se le concede el grado de transformación y de retorno a la unidad, al orden natural que existía antes de habitar en este cuerpo.
Si se observa la muerte como una transformación, como una vuelta a la esencia, se le dota a esta en digna y necesaria a la vez. Una vez que el cuerpo deja de transitar por los mundos físicos y materiales, su estado natural es de nuevo la unidad, la esencia que desde tantos estamentos se anhela conseguir.
En el Taoismo surge de forma natural, teniendo en cuenta los siguientes principios:
- El ser humano es parte fundamental del sistema ecológico, en el cual aporta vida.
- El sentido de la vida humana es cuidar, mantener y aportar valor a la naturaleza de la que forma parte.
- Todo ser viviente de este sistema tiene su importancia y su espacio, y su bienestar, crecimiento o aniquilación dice mucho del sistema en el que se encuentra.
- Todo ser humano tiene el deber moral de cuidar el medio ambiente en el que se encuentra, su entorno más inmediato, y el hábitat natural, haciendo lo que le sea posible para mantener la variedad de vida de las especies con las que cohabita.
- Vida y muerte son partes fundamentales del cuidado de este proceso, y aportación fundamental, ambas, para que la vida y la naturaleza continúen cumpliendo sus ciclos.
El Taoismo promulga que la muerte no es más que un paso más de la vida, de una vida en la que sabemos tan poco de lo que sucede después como lo que sucede antes de nacer, siendo lo importante y fundamental un paso higiénico y saludable, fundamental para que la vida y la naturaleza continúen.
Afrontar la pérdida desde un punto de vista taoísta invita a encontrar alivio tanto al que parte como a los que se quedan viendo esta partida, no como una pérdida, si no como una vuelta a su origen innato, como dice el Tao Te King “un rio que fluye de vuelta al océano de donde salió.”
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