El judaísmo es la tradición más antigua dentro del grupo abramahico, y predecesor de las otras dos, el cristianismo y el islamismo. A diferencia de otras religiones, el judaísmo no quiere expandirse mediante las misiones, si no que trata de una relación directa entre el individuo y Dios. Así es la muerte en el judaísmo.
La vida tras la muerte en el Judaísmo
La vida tras la muerte en el judaísmo está lleno de imágenes algo confusas, aunque algunas escrituras sagradas hablan del Mundo Venidero (olam ha-ba) En ese nuevo mundo vendría un mesías, a restablecer una vida sagrada. Los rabinos hablan de una resurrección de muertos, que sucederá en esa venida.
El judaísmo cree que suceden tres diversas posibilidades con el alma, una vez fallecido el cuerpo:
- El alma espera a la aparición del mesías. Entonces se volverán a unificar los cuerpos con las almas, siempre y cuando superen el Juicio Final.
- El alma se queda en el cuerpo hasta que éste sea enterrado, que es cuando mediante un ritual de purificación, el alma se separa del cuerpo.
- El alma se pudre con el cuerpo.
Como se puede observar, la aclaración de lo que sucede tras vida, es en el Judaísmo es un tanto nebulosa. Esta religión pone mucha más atención en una serie de preceptos, obligaciones y tareas a seguir durante la vida para sanar así al mundo (tikkum ha-olam). Mediante esta conducta de derecho, se mejoraría la ansiada relación con Dios, y se contaría por lo tanto, con una buena vida y una buena muerte.
El duelo en la tradición judaica
Los duelos judaicos están repletos de rituales, el honrar al fallecido y cuidar de los que están en duelo está incluso reflejado como uno de los principales preceptos judaicos.
No se hace duelo formal cuando el fallecido es un bebé con menos de 30 días, cuando muere un individuo que se ha convertido al judaísmo procedente de otra religión o cuando se ha cometido suicidio, aunque aquí decide el rabino si las circunstancias emocionales del suicida le hacían no ser consciente de su acto. Tampoco se hace un duelo cuando falta el cadáver, hasta que se le declara fallecido, o cuando este es incinerado o es colocado en un mausoleo en lugar de ser enterrado bajo tierra.
Los pasos en el duelo judaico
Aninut: Es el espacio temporal que sucede entre la muerte del ser querido y su entierro, que tiene que suceder de la forma más inmediata posible, siempre que no sea Sabbat o día festivo. Tras la muerte el cuerpo es lavado de forma ritual por miembros de una agrupación especial denominada Chevra Kadisha, que se puede traducir como “Sociedad Sagrada” que se encargan a su vez de velar el cadáver.
Generalmente el rito de entierro es sencillo, conformado por oraciones, salmos, y unas palabras hacia el ser querido. Todo ello sin decoración floral, encargándose los familiares de donar, en lugar de las flores, dinero a instituciones caritativas. Personas no judías pueden participar en el culto funerario, pero no en el entierro. Todos los hombres, judíos o no, tienen que cubrir su cabeza en señal de respeto. Esta fase del rito está reservada a la familia más cercana, a la cual se le concede el espacio para estar en sí misma, sin atender a muestras de apoyo o sociales del entorno. No reciben ni se emiten muestras de condolencias en esta fase.
Schiwa: Este término quiere decir siete, y representa los siete días posteriores al entierro del fallecido. En este tiempo se retiran todos los espejos de la casa, la familia se toma una fase de reposo, se reducen a un mínimo los cuidados corporales, se rechaza afeitarse y cortarse el pelo. Los tres primeros días la familia se encuentra sola, entre ellos, y no reciben ningún tipo devisita. Tras estos días la familia se “sienta” en casa, y recibe de esta forma las diversas muestras de condolencia de amigos, familiares lejanos y compañeros de trabajo. Estos suelen traer algo de comer a los familiares allegados, y no saludan al llegar, si no que esperan que el o los familiares se acerquen a entablar la conversación. Para señalizar que la fase Schiwa finaliza, por lo general, se acomete un acto que anteriormente estaba prohibido, como cortar el pelo, estudiar la Torah (los cinco primeros libros de la Biblia) o hacer un intenso ruido, como por ejemplo clavar un clavo en la pared.
Scheloschim: Son los 30 días subsiguientes, en los que oficialmente se finaliza la época de duelo, menos para los padres del fallecido que mantienen un duelo de 11 meses. Durante este tiempo se reza y menciona en las oraciones por el difunto en la sinagoga de forma semanal.
Aniversario: En la fecha del primer aniversario se enciende una vela por el difunto, se reza en la sinagoga y los familiares hacen donativos para instituciones caritativas.
Más allá del primer aniversario, cuando los seres cercanos visitan el lugar del enterramiento, depositan una piedra como testigo de su presencia.
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