Hay días en los que notas, que esa especie de impermeable que has aprendido a fabricarte, un día tras otro, para poder estar cada jornada trabajando con pacientes paliativos, es demasiado poroso y frágil… pero lejos de preocuparte… te alegras y dices: ¡por suerte! Si algún día mi impermeable se vuelve una coraza dura y resbaladiza, creo que ese día dejaré de trabajar en esto.
Hay días en los que, la disnea de un paciente se te contagia, eres capaz, por unos segundos, de experimentar esa sensación angustiosa del ahogo y de la falta de aire.
Hay días en que la deformidad de un paciente, debida a un tumor, la ves reflejada en ti… y te planteas como estarías tú en esa situación… y sencillamente no tienes respuesta.
Hay días en que la mirada de un paciente con ojos azules, como los de hoy, hacen que se te forme un nudo en el estómago.
Hay días en que no es posible decir nada… cualquier palabra sería ruido, sería como un murmullo molesto…
… Pero si esos ojos te miran directamente y eres capaz de sostener la mirada y dar la mano… sentir y que te sientan, estás diciendo simplemente que te comprometes a estar hasta el final.
Y estar hasta el final supone presencia, compasión, entrega e incondicionalidad. Cualidades imprescindibles en los equipos de Cuidados Paliativos. Vivencias que nos dan una pista de la empatía y la compasión que despliegan, de la capacidad de afrontamiento al dolor y sufrimiento tanto ajeno como propio, y nos ayuda a entender la complejidad a la que se enfrentan cada día a pie de cama, siempre acompañando, también con el corazón.
Creado por: Marisa De la Rica
Enfermera de Cuidados Paliativos. Profesora Univ. de Zaragoza
Presidenta AECPAL y Vicepresidenta de SECPAL.