Comunidades compasivas
Cada vez más surgen iniciativas comunitarias, que fomentan el reconocimiento y la empatía por el dolor del otro, con una intención genuina de aliviar ese sufrimiento y pasar a la acción, para hacer parte del cambio en el cuidado de quien lo necesita. Esto es lo que en realidad es la compasión. Una actitud innata de cuidar y servir, para el bienestar de muchos otros.
Así surgió el movimiento internacional “Compassionate Communitties” o comunidades compasivas, que ahora, se desarrollan con mayor fuerza por todo el mundo con una vocación profunda de cuidar, en la que el cuidar y acompañar, se puede vivir como un privilegio.
Es una realidad que ahora, la esperanza de vida ha aumentado hasta los 80 u 85 años, y que, por múltiples razones, las familias se componen por pocos miembros. Esto hace que las enfermedades crónicas con altas necesidades de cuidados sean vividas en muchos casos, en aislamiento y con una alta carga al cuidador principal.
Por tanto, se hace cada vez más necesario, que además de los sistemas sanitarios y sociales de los que se dispone, se fomente un movimiento de atención integral que implique a la comunidad como un sistema más de cuidado.
De esta forma se permitirá vivir mejor a quien sufra una enfermedad avanzada y durante el periodo final de vida, generando redes comunitarias que ayudan con sus cuidados, haciendo que la compañía, el cuidado y la compasión, sean la base de la sociedad.
Cada vez más surgen iniciativas comunitarias, que fomentan el reconocimiento y la empatía por el dolor del otro, con una intención genuina de aliviar ese sufrimiento y pasar a la acción, para hacer parte del cambio en el cuidado de quien lo necesita. Esto es lo que en realidad es la compasión. Una actitud innata de cuidar y servir, para el bienestar de muchos otros.
Así surgió el movimiento internacional “Compassionate Communitties” o comunidades compasivas, que ahora, se desarrollan con mayor fuerza por todo el mundo con una vocación profunda de cuidar, en la que el cuidar y acompañar, se puede vivir como un privilegio.
Es una realidad que ahora, la esperanza de vida ha aumentado hasta los 80 u 85 años, y que, por múltiples razones, las familias se componen por pocos miembros. Esto hace que las enfermedades crónicas con altas necesidades de cuidados sean vividas en muchos casos, en aislamiento y con una alta carga al cuidador principal.
Por tanto, se hace cada vez más necesario, que además de los sistemas sanitarios y sociales de los que se dispone, se fomente un movimiento de atención integral que implique a la comunidad como un sistema más de cuidado.
De esta forma se permitirá vivir mejor a quien sufra una enfermedad avanzada y durante el periodo final de vida, generando redes comunitarias que ayudan con sus cuidados, haciendo que la compañía, el cuidado y la compasión, sean la base de la sociedad.